lunes, 21 de enero de 2013

Un plan no es nada, la planificación lo es todo

Un título parafraseando a Eisenhower, nada original forma de empezar el año.
Le comenté a mi chica, y luego al mundo - ben(mal)ditas redes sociales, que estoy terminando esa época del año en que uno asiste a muchas reuniones de planificación, y la gente habla como si este año tuviera 7 u 8 meses extra; son los mismos tipos que hace uno o dos meses andaban al borde de un ataque surtido porque el pinche año no les dio tiempo de terminar el cuatrillón de cosas a las que se habían comprometido en enero.
No voy a mentir, yo también soy de los que se compromete a hacer más cosas de las que mi psquiatra considera una cantidad saludable, pero siempre en términos realistas, nunca digo que voy a hacer algo en 2 meses sabiendo que toma 8, porque eso trae muy malas consecuencias, como que la gente deja de confiar en tu trabajo (no porque lo hagas mal, sino porque no lo llegas a terminar), tener que trabajar 16 horas extra, patologías neuronales varias, mala calidad (con las puteadas respectivas), y un larguísimo y rimbombante etcétera.
Aquí viene la frase que dijera el milico e inspirara el título de esta entrada, si un plan es sacado de la chistera nunca será existoso, el proceso de planificación va mucho más allá, la planificación debería considerar escenarios posibles, objetivos, plazos, etc.
Señores ejecutivos de mi pobre Bolivia: ¡aprendar a planificar o dejen que los que queiran hacerlo tomen más importancia en nuestras empresas!

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